jueves, 14 de noviembre de 2019

El retorno

UN ATADO DE VIEJAS CARTAS

Soy el ser que escribe.
Que huye entre las rocas, agrietado su cuerpo, enjuto el corazón,
Exprimí las duras penas sobre un arroyo seco, mustias las rosas que ajenas ven el mundo que muere alrededor.

 Y no hay nada más desolador que el olvido, 
Que ese páramo donde nada habita,
Donde nada musita ni una plegaria, ni un bastón de fe que resuene en mi latido ausente,
En el pubis sin goce,
En los labios agrietados de tanto beso negado,
En mi cuerpo que se ventea al sol ajeno de caricias que no llegan.

Y a pesar de todo, esta tristeza que es mía, 
Es solo el desfiladero donde danzan todas las ánimas,
Donde nada yace, ni siquiera la esperanza cantada por el Dante,
Donde el resplandor eterno de las calles vacías retumba como truenos silentes, envueltos tan solo por los cantos apagados de la lluvia que besa las aceras de tus ciudades perdidas.

Y entonces tú, fantasma que no gime más, apareces en el fondo de la cama, al pie del catre moribundo,  a mis pies yacen el atado de viejas cartas, escritas por el tiempo, invisibles para los demás,  papeles que nadie lee, están semiocultos por un libro de poemas rotos, nada queda, solo los sobres amarillentos de imposibles banderas de paz.
Tú no oyes nada, inerme como una sombra, distraída estás por tus propios quejidos, no escuchas el ruido de las máquinas, no escuchas nada, permaneces sorda como las paredes húmedas del callejón, entre ladrillos lamidos por el tiempo y manchadas de líquenes y musgo negro.

Nada es imposible, nada resiste al amor, "el amor todo lo vence".
Maldito Virgilio, mil veces maldito.  
He vivido engañado todo este tiempo, tiempo de ira trastocado en día de paz, de amor y rosas, de vino nuevo.
Nada de lo que haga me satisface, nada espero ya,  solo debo obviar lo obvio, no debo pedir permiso a nada, y entre la arena que hice muro alrededor del mundo de mi vida,
Nada queda, la lluvia ha dejado de caer, y tengo sueño, los ojos se me sellan, y solo necesito un par de piezas de oro para cruzar el lago eterno,
Me duermo ya, 
No tengo más fuerzas,
Tengo frío. 

viernes, 26 de abril de 2013

LUNA DE ABRIL

Sentí la luna cada vez mas cerca,
Y tu corazón cada vez mas lejos,
Sentí
la luna cada vez mas mía
Y tu beso enajenado y escaso,
Sentí la luna
parlotear sobre mi frente
Y tu seno tibio ido a otra boca,
Sentí la luna brillante y osada/
Arrojarme la eterna vía láctea de su leche
Y tu, 
lux mortecina, pálida, apenas perceptible. 

Apago la noche y enciendo
la lámpara de mis insomnios
Dejo morirme en la mas dulce de las agonías
Y con los ojos terriblemente abiertos
Como dos lunas.

sábado, 9 de marzo de 2013

EL FLACO INOLVIDABLE

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miércoles, 21 de marzo de 2012

LA PALABRA ALADA


La poesía es

Tan sólo

Como una mariposa,

Del huevecillo a la larva,

De la simple palabra al verso,

Del verso al poema,

Pero como las mariposas

Su vida suele ser efímera,

Como la mariposa que sale de su crisálida,

Despliega sus alas de inmaculada belleza,

Realiza su vuelo inaugural y trágicamente único

Y luego muere.

Habrá servido tanto trabajo de la naturaleza para un breve instante,

Sí, mil veces sí,

Al final la palabra se dice, y se olvida,

Pero el poeta no escribe como quien hace un monumento en piedra,

Lo hace para suscitar el sentimiento, para liberar la emoción,

Para hacer pensar a quien la lee sobre una idea trascendental,

No importa que la mariposa muera al minuto de su vuelo tornasol,

Allí está

Su develamiento al mundo de la vida,

Aun a costa de su muerte.

domingo, 26 de febrero de 2012

LA APACIBLE TORMENTA


En memoria de Alberto Delgado Araoz

Tenía la alegría simple
Como las tardes
De fútbol y frutillada,
De música y abrazo luego de darse
De ramalazos en la cancha de tierra,
En algún lugar de tu Cusco,
Antigua Ciudad,
Que aprendió de tu paso tranquilo,
De tu serena mirada,
Silbo contigo tus canciones de verano,
Compartió tu lonchera y
Tu sonrisa breve
Cuando fuiste el campeón de las canicas
Pero nunca dejó de estudiar
Colegial palomilla
En los exámenes finales
El primero de la clase,
Chanconcito!

Y cuánto podemos decir,
De cuando adultos
Podíamos conversar por horas,
De tanto temas, tantos,
Y podía acabarse el trago,
pero jamás
La discusión
Abierta y apasionada,
Pero nunca aleve,
Donde todos terminábamos
Siempre
Siendo más amigos
Con una guitarra en la mano,
Entonandonos los waynos,
y harawis de tu tierra milenaria.

Tu mirada iba más allá de los problemas,
Pues cuando las papas quemaban
Allí estabas tú,
cavilando soluciones,
concertando corazones,
discrepando,
Pero cuidando el camino
de unidad,
Sin desmayo,
Como la oración devota del domingo,
Allí estabas tú
infallable,
tesudo,
impenitente,
pues sabías como ninguno
el arte del entendimiento.

Y aqui estamos ahora,
Recordando
tus recuerdos,
pocos pero limpios,
que nos dicen ahora
que ya no te veremos más,
en las reuniones,
plumón en mano,
escribiendo con tu letra cuidada
de educador cristiano,
las eternas enseñanzas
de amor y paz.




miércoles, 8 de febrero de 2012

DIOSES MORTALES, HOMBRES ETÉREOS








Acaso

Te rendiste

Ante las zancadillas que el destino,

Entre las puertas

Y al pie de las escaleras,

Se apresura a trabarte.


Acaso

Tu flamígera bandera

Ha sido atrapada

En medio del fuego cruzado de la vida.

Dónde quedaron los cuerpos inmanentes

Que flotaban en la lava volcánica

En los días que erupcionaban sin sol

En medio de una pila de naipes desgastados por el azar

Colillas quemadas a medio fumar

Y botellas sonrientes

Arrojadas por la pleamar.


Dioses mortales, finitos,

Prisma opaco que no refracta la música de las esferas,

Hombres etéreos, arena suspendida en el tiempo,

Dónde puedo hacer de tu voz

La singular colación de todos los astros.

Y así tú,

Luis,

Luis Alberto,

Luis Alberto Spinetta,

Te marchaste,

Con tus lentes invictos

Y una partitura inconclusa,

Alineadas tus guitarras –una junto a otra- te tributan su último acorde

De fiesta y luto.


Adiós genio,

Adiós,

Te vas solitario y feliz

Rasgando tus cuerdas,

Adiós

Llévate dos rosas y una sinfonía de Piazolla

Y en medio de todo,

El corazón de un pibe pobre

Que ha tatuado en sus oídos

Tus obras completas.


Adiós flaco,

Pero antes cántame de nuevo tu canción favorita

Déjame tu poster de feria,

Tus gafas de miope,

Adiós, camina despacio

Y no corras en el coche

No te apures,

Pues

Nada podrá la noche

Frente el fulgor

De tu estrella

Que mortecina y azul

Todavía nos alumbra.


Tu tocayo,

Elepé

domingo, 4 de diciembre de 2011

OXÍMORON DEL HOMBRE DE ACERO


La vida es, tan sólo
un oxímoron,
Un absurdo,
Un contrasentido.
Como por ejemplo,
digo yo,
creí que era el hombre de acero
Incapaz de sentir dolor
De experimentar el sufrimiento,
La tristeza.
Pero cierro los ojos al sol que me acuchilla con sus rayos,
bendigo la ceguera que en la noche me deslumbra,
Nada especial he sido ni seré
Apenas,
aquel que plantó el árbol, que engendró los hijos, que pergeñó el libro,
Y de nada sirvió tanto ritual,
Hoy yacen dispersos los despojos de mi árbol caído,
alejado del destino de mis hijos,
olvidadas las hojas de mi libro,
Y envidio la suerte de aquellos
que nunca hicieron de la vida
el absurdo de vivirla
para cumplir las convenciones sociales
prefiriendo emprender
el viaje definitivo
para buscar
ese bucólico "mundo bajo los párpados"