martes, 31 de marzo de 2009

Por quien merece amor



















Te molesta mi amor,
mi amor de juventud,
y mi amor es un arte en virtud.

Te molesta mi amor,
mi amor sin antifaz,
y mi amor es un arte de paz.

Mi amor es mi prenda encantada,
es mi extensa morada, es mi espacio sin fin.

Mi amor no precisa fronteras;
como la primavera,
no prefiere jardín.

Mi amor no es amor de mercado,
porque un amor sangrado
no es amor de lucrar.

Mi amor es todo cuanto tengo;
si lo niego o lo vendo,¿para qué respirar?

Te molesta mi amor,
mi amor de humanidad,
y mi amor es un arte en su edad.

Te molesta mi amor,
mi amor de surtidor,
y mi amor es un arte mayor.

Mi amor no es amor de un solo,
sino alma de todolo que urge sanar.
Mi amor es una amor de abajo que el devenir me trajo
para hacerlo empinar.

Mi amor, el más enamorado,
es del más olvidado
en su antiguo dolor.

Mi amor abre pecho a la muerte
y despeña su suerte por un tiempo mejor.

Mi amor, este amor aguerrido,
es un sol encendido,
por quien merece amor.

Silvio Rodríguez


Nota Bene: Este tema lo evoco en los momentos de mayor dificultad, cuando necesito tomar las fuerzas más profundas de mi ser, tomar esa fuerza que proviene del corazón y que me hace enfrentar todo y a todos. Resulta tan poderosa esta canción como la enseña poética de Ovidio: "Omnia Vincit Amor", "el amor todo lo vence". O mejor, como ese poema inolvidable de Luis Hernández Camarero:



Adelante Mortales!

A llenar los corazones

De sueños!

sábado, 28 de marzo de 2009

Luz de luna


Tu serenata me ha llegado
leve y aterciopelada
Como el suave tañido de la flauta gaélica
O el sonido in crescendo del piano
En la sonata inolvidable del genio de Bonn.

Porque eres,
Amor mio,
Como las manos que untan invisibles,
El bálsamo que cubre mis heridas,
He escuchado tu voz
Acariciarme tiernamente,
He soñado contigo tan dulcemente
que me he levantado con el sabor del vino de tus labios.

Mi vida
Eres como la luz de la luna que
Se filtra por las cortinas de mi habitación
Y llena de luminosidad mi corazon
No puedo prescindir del olor de tus cabellos,
De la tibieza de tu regazo,
La traviesa alegría de tu scherzo.

La silueta de tu imagen desnuda
acostada sobre el polvillo selenita
Que alcanzo a escudriñar desde el alfeizar de mi ventana,
Reposa sobre mi piel
Como un relampago engastado en mi pecho,
Atizbo tu cuerpo atravezar las noches,
Sentarte junto a mi a compartir un cigarrillo,
Tu incandescente reflejo me ciega
E invita al despliegue sostenutto
De un estallido de fuego.

Mi señora,
Ahora que te aguardo
Desde la agonía del día,
Mi oratorio te reclama
Que jamás me niegues tus luces
Que no reine sobre mis retinas sino tu presencia.

Porque cruce todos los puentes
para reconciliarme con tu recuerdo
Puedo soportar tu lejanía,
El viento y la lluvia que azotan mis tardes
El cristal roto de mi habitación
Y la paciente nerviosidad de la araña tejiendo su tela
Pero jamas el castigo de tu silencio.

lunes, 23 de marzo de 2009

Canción urgente









Dónde está tu sonrisa,
Y tu mirada azul,
Dónde puedo encontrar,
El cielo que cobija
Mi imperecedero vuelo del amor,
A dónde he de buscar,
El lecho de tu piel,
La inmensa llanura de tu monte,
El sabor a duraznos de tus besos,
La infinita paz que me brindas,
Cuando descansa mi cabalgadura,
Pastando de tu mano,
Y puedo recoger entre los pliegues de mis dedos,
El rocío efímero que nos deja
La mañana.
Déjame ahuyentar a la tristeza,
Sacudirme el polvo de los caminos,
Conjurar las luces de la tarde,
El sonido del mar que se desprende
De la caracola que pende de tu cuello,
Dame tu mano pequeña,
Mientras enjugo la lágrima que surca tu mejilla,
Permíteme disipar de tí, todo pesar,
No te abandones al dolor,
No inundes tu nave de tristeza,
Echa por la borda todos los temores
El miedo es,
tan sólo,
Un golpe de viento sobre la cubierta,
La grieta que deja la marea,
En medio de la espuma del océano,
La estela que dejan los albatros en su torpe planeo
Para disputar los escasos peces abandonados en el muelle,
Deja que la brisa susurre a tu oído,
La canción urgente que interpreta
El reclamo de amor que no termina,
La llamada del tren que aguarda tu abordaje,
Los guiños de sol del faro que me guía.
Deja que te rodeen las notas breves de mi oboe,
Las señas que hago al izar las velas de mi lecho,
Las piedrecillas blancas y ramitas que dejo
Al recorrer el dominio inexplorado de tus sueños,
Mi promesa de sembrar con vino y besos
El vasto territorio de tu cuerpo.
Deja que mi canción te diga,
En mi sutil lenguaje del latido,
Que aún aguardo en silencio,
Tu regreso.

El vuelo de la luciérnaga


"A dónde vas,

Pequeña flama,

Que incandescente

Dejas tras sí

La taciturna estela

En medio de la noche?

- Viajo en busca de la verdad, Nada me amilana,


Pues tengo firme el corazón,


Y me acompaña el fuego eterno de los dioses.


No temes al viento, acaso, al temporal que se avecina,


A los voraces que te aguardan


Agazapados en las tinieblas?

- No, más temo a la brevedad del tiempo,


A la fatiga de mis alas,


Al errar en el rumbo de mi vuelo,


A que mi pequeña llama sucumba antes de alcanzar la luna.


Necia resulta tu aventura, Pequeña,


Qué has de encontrar


Tan sólo la muerte,


Pues pronto llegará el frio y la lluvia,


Apagará tu tea,


Y acabarás ahogada en una ciénaga maloliente en medio de la calle...



-No interrumpas mi vuelo,


viajera soy y sé que he de llegar a buen puerto,


Allá en el farolito de mi barrio,


Cerca del perfume de los macizos de geranios,


Donde crecí,


Atizando la lumbre en medio de la noche.



Te quedarás sin los lirios que reposan en el estanque,


sin la luz que incandescente te regala el sol,


sin el reflejo de la luna sobre tus alas tornasol...

-Nada me detendrá,


Mi vuelo he iniciado y el horizonte me regala la mejor de las vistas,


Al sur me espera la dulce compañia de los míos, la sonrisa de los niños,


Es más, allá me aguarda, de pie, firme, seguro, El amor,


pues la luz de su destello alumbra mi corazón,


pálido sería mi propio fuego si su lumbre no se alimentara de ese calor que es mi


propia luz.


Dichas estas palabras, el sapo se zambulló en el charco, más verde de envidia que nunca.






domingo, 15 de marzo de 2009

Larga espera



















Larga es mi espera,
Y sordo el cielo,
Pálida la luna refleja en sus luces
La opacidad de la lluvia
Lluvia de verano, tan sólo,
La pequeña confesión del mar,
Sobre la arena.

Mi espera no es de este mundo,
Mi espera no es terrena,
Mi espera, es acaso,
Leve como una gota del oceáno,
Una súplica de agua y sal,
Que las olas estrellan sobre el arrecife de mi barba de tres días,
Plenilunio que eleva las mareas,
Sobre la noche estrellada donde se conjuran en miriadas
Las nubes preñadas de la mar.

Qué importan las horas,
Nada representan los minutos,
Guijarros de tiempo los segundos,
Si he de sosegar el dolor de mis llagas lamidas por la brisa,
Cubiertas de algas luminosas,
Del olor de las sales,
De tus cabellos húmedos
por la lluvia
Tu piel fría y blanca,
Es el lienzo que preparo
Para pintar todas tus ausencias,

Qué más puedo esperar
Sino contemplar a lo lejos:
La serena belleza de tu mirada,
Los confines marinos de tus ojos,
Cansados y tristes,
Sorbo en silencio el café de tus pupilas,
La alegría del vino que no puedo escanciar,
De la lejanía de tus labios.

Larga es la espera,
Una voluta de tiempo
Envuelta al abrazo de las horas,
Ahogo mi pena con el rocío de mis días,
Cierro los ojos,
Luzco los grilletes del silencio,
Me sumo en el páramo del olvido,
Sólo quedan
La agonía,
El viento,
Los corales.

viernes, 13 de marzo de 2009

Cielo y Mar


Impávido cielo. Mi tarde se ha cerrado entre el revuelo de gaviotas. Las olas me han salpicado generosas y el sol se aquieta en lo alto del cielo.
Disco de luz que me cubre de alegría. Pero al alejarse apenas es una sonrisa luminosa que agita su mano solitaria e inunda las nubes de promesas.
He de esperarte.
Estoico he de esperar tu retorno.
Con paciencia infinita he de esperar tu retorno amor,
Como se espera la lluvia en el verano,
como los peces la temporada para anidar entre las peñas.
Aqui, en medio de la arena escasa del acantilado,
En esos riscos desnudos donde aprendí a mirar con tus ojos,
Precisamente allí
he depositado un breve poema
cubierto de la humeda huella de mi tristeza.

lunes, 2 de marzo de 2009

Piratas del mercado


He recibido el traicionero ataque de un hacker,
rara especie de cibernautas,
Piratas despiadados de la informática,
Innobles y sin mayores escrúpulos
Nada comparables con Sir Francis Drake, Long John Silver ni nuestro cercano Capitán Sparrow, menos con el simpático de Sam Bigotes.



Ha arrancado de mis manos mis cuentas de correo,
Ha amenazado mi privacia,
Con mil argucias ha pretendido que ceda mis secretos,
Pero la pluma no se vende, señores,
La pasión de un verso no se clona,
Jamás el viento de la inspiración ha arriado banderas.

Me han quitado parte de mi historia,
Pero no ha vencido a la poesía,
Omnia Vincit Amor,
El amor todo lo vence.