sábado, 18 de diciembre de 2010

SINFONÍA INCONCLUSA






SINFONÍA INCONCLUSA


Variaciones a partir de cinco poemas de Luis Hernández


)1(


Sombra que
No eres mía:
Yo conozco de ti
La forma cómo
besas el tiempo



Luis Hernández





Sombra


Que derramas


Le ve men te


Las arenas del tiempo,



Noche


Que se empina entre los callejones


Donde me muerden


Los perros mudos de mi tristeza.



Yo de ti conozco


La cadencia infinita de las horas.



)2(






Chanson d´ amour



Sólo tuve


un Amor humano


Porque el amor


No es cielo



Por eso tengo


Algunas astillas


En el corazón




Pero el amor


Es el cielo


Quise decir:


No es ciego.



Luis Hernández


(Cuaderno primero, ¿1966?)





Luna que besas los harapos de mendigos infinitos


Déjame escuchar tu silente sinfonía


Mientras camino silbando la Obertura 1812


De Piotr Ilich Tchaikovsky,



De pronto,


Al fondo de mis espejuelos,


Estalla una luz estentórea


Que ciega mis pupilas


Y me confiere la lúcida visión


De los que usan las manos para conocer el mundo.




Bienaventurados los ciegos,


Porque ellos no necesitan mirar a Dios.





)3(





La misma soledad


del desierto


Lo salvará


De ser un solitario



Su misma arena


Azul lo librará


De ser el mar


gracias Desierto.



Luis Hernández


(Cuadernos)





En vano crecen mis orejas


Como locas caracolas revolcándose en la arena,


Apenas escucho


El sonido vacuo de tres faroles,


Un corno francés


Destila solitario sus notas ambarinas,


Y el oboe


Que está atrapado en mi garganta


Abre su herida para dejar escapar


La jaula vacía del ave que no trina.





)4(





LLUVIA
Vamos afuera, la lluvia,
mojara
la cara, el traje.
Vamos afuera,
saltaremos
los charcos,
y al mirar el cielo
se nos llenaran los ojos
de agua y de contento.



Luis Hernández


(Orilla, 1961)







La lluvia se asoma para beber las primeras luces del día


Garúa


Temple de viento


Arisco océano que desata el temporal


Nubes que desnudas fornican en el cielo.



Pero lanzo al viento mi mortal conjuro,


Arrojo mis coloridos guijarros al cielo


A falta de monedas


Y desafía mi bravata


A la furia de todos los elementos.





Es entonces que el sol me sonríe


Como escolar en vísperas de sábado,


Escampa mis penas,


Y la duna de mi desierto


Dibuja una sonrisa de arena


Al insulso mar


Que azul


Escancia mi alegría.









)5(






Puedo llegar al mar
Con la sola alegría
De mis cantos.



Luis Hernández



(La canción de Charlie. Charlie Melnick, 1962)







Súbete en mi ola,


Lame mi sal,


Recoge las guirnaldas de mi espuma,


Porque soy Mar,


Inmenso, interminable,


Bestia que recorre


Todos los confines de tu mundo,


Soy el Mar


Tu compañero de aventuras,


Finis terrae


Soy el mar del eterno retorno,


Canto de sirenias brotan


Del incesante movimiento de mis aguas,


Guardo en mi vientre


Tesoros que no has de ver en vida,


Y en mi pecho, queda al descubierto


El verde paraíso


Donde anidan,


Inclementes,


Todas las gaviotas.





POR QUIEN MERECE AMOR


Luis Guillermo Hernández Camarero (1941-1977)



Qué más decir de Luis Hernández. Se han dicho tantas cosas, ciertas y verdades a medias, se han inventado hasta escalofriantes historias acerca de su muerte, inclusive alguna alucinante que lo convierte en víctima de una dictadura sureña. No nos importa. Como no nos importaron que se diga de él que se fumaba hasta el Campo de Marte, que siempre fue un adolescente eterno, que repitió tres veces tres un curso de enfermería antes de graduarse de médico, o que se arrojó desesperado de vivir al paso de un tren en un perdido paraje de Buenos Aires...Lo que si importa es que su poesía se encuentre en Internet, por allí circula una biografía casi oficial, y que cada vez más personas, en todo el mundo, sobre todo los más jóvenes que lo han convertido en un ícono cultural, lean su obra. Ya no somos un puñado de cófrades los que celebramos su poética, o los que los que la estudian, desde la pionera tesis doctoral de Nicolás Yerovi. Luis Hernández se ha convertido en un fenómeno universal, y tal vez en estos tiempos seamos cada vez más los que nos sentamos junto al Capitán Dexter o el Gran Jefe Un Lado del Cielo a fumar la pipa de la paz o cualquier cosa, leyendo su poesía y tomándose unas cervezas bien heladas...Lo que si sentimos es que Luchito nos dejó una obra todavía por completar, que tal vez nunca sabremos a cabalidad la envergadura de su producción no publicada y regalada con sus épicos cuadernos, pero también su poética forma parte de esa sinfonía incompleta, de una obra abierta y no concluida, para lo cual le falto tiempo y le sobró la vida. Y es que esta alusión musical, muy cara para Luchito, melómano exquisito, nos lleva a encontrar que su poesía estuvo siempre tan ligada a la música de modo tal que el aforismo escrito por el rumano Cioran es sencillamente exacto:



"Sólo la música puede crear una complicidad indestructible entre dos seres. Una pasión es perecedera, se degrada como todo aquello que participa de la vida; mientras que la música pertenece a un orden superior a la vida y, por supuesto, a la muerte." (1)



La vida y la muerte, tan presentes en la obra de Hernández, quien ha logrado dejar lo efímero de su vida para inscribirse en aquella formula que Seneca encontró para ligar arte y existencia: Ars longa, vita brevis (2), y que Luis también efigrafiaba en varios de sus poemas: Tempus Brevis Est.



Por todo ello, feliz cumpleaños hermano mayor, que tu poesía siga siendo inasible e inconmensurable como el mar.



Elepé



(1) Emil Mihai Cioran. Ese maldito yo. (Aveux et anathèmes, 1986) Tusquets Editores, 1987, colección "Marginales".


(2) Lucius Annaeus Seneca: De Brevitate vitae 1:1

domingo, 12 de diciembre de 2010

VOLVER

Carlos Gardel
(11 de diciembre de 1890- 24 de junio de 1935)


"Eterno en el alma y en el tiempo"

En el subterráneo de Buenos Aires


Ciento veinte años ha

Y la misma tristeza marcha en silencio,

Pero en el fondo yace una alegría:

Carlitos canta como nunca

En el concierto de mi corazón.

Despierta las noches,

Bandoneón,

Lame mis heridas,

Por donde se desangra el sentimiento perpetuo

En las notas de una canción.

¿De quién es la sombra que se agazapa

Detrás de las luces de un farol?

¿Es acaso sólo una pena irredenta

Oculta en una calle áspera y pequeña como una nuez?

Tango, melodía que atraviesa mi garganta,

Que reúne en apenas unos acordes,

Risas y llanto, mentira y verdad, muerte y redención,

Tango, con sabor a vino agrio, a perfume ajeno,

Crepitar de los leños de todos mis lamentos,

Tango, compadrito, cómplice de bares y abrazos comprados,

Destila de tus notas

Ese bálsamo que cura todas las brechas

Que la vida nos deja hasta hendir el alma.

Aun te recuerdo vestido de tu sonrisa,

El chaqué brilla en ti como el fulgor de una estrella,

Te veo orondo,

Recién afeitado y con el perfecto corte de tu cabello siempre peinado hacia atrás,

Parsimonioso enciendes la luciérnaga perfecta de tu tabaco,

Y mientras canturreas una melodía de arrabal,

Recoges, dentro del pecho,

Esa lágrima furtiva

Que guardas junto al pañuelo

Secreto recuerdo de un amor ido,

Entre los vapores del olvido.

viernes, 19 de noviembre de 2010

DULCE ABISMO (*): Poesía de Juan Carlos Becerra


blues


No era necesaria una nueva acometida de la soledad para que lo supiera.

Navegaba la mar por un rumbo desconocido para mis manos.
Donde el amor moró y tuvo reino
queda ya sólo un muro que avasalla la hierba.
Queda una hoja de papel no en blanco
donde está anocheciendo.
Donde goteaba luceros una noche
sobre unos hombros limpios como verdad mostrada,
sólo queda una brisa sin destino.
Donde una mujer fundara un beso,
sólo árboles postrados al invierno.

Y no era necesario decirlo.
El corazón sin que sea una lágrima
puede sombrear las mejillas.

La ventana da a la tristeza.
Apoyo los codos en el pasado y, sin mirar, tu ausencia
me penetra en el pecho para lamer mi corazón.

El aire es una mano que está hojeando mi frente.
Mi frente donde la luna es una inscripción,
una voz esculpiendo su olvido.

Como humo la luna se levanta
de entre las ruinas del atardecer.
Es muy temprano en ese azul sin rostro.
No era necesario enturbiar la soledad
con el polvo de un beso disuelto.
No era necesario
memorizar la noche en una lágrima.

Labios sobrecogidos de olvido,
pulsaciones de un oleaje de mar ya retirándose,
ruido de nobes que el otoño piensa.

Hay lápices en forma de tiempo, vasos de agua
donde el anochecer flota en silencio.
Hay una rama de árbol como un brazo esculpido
por algún abandono.

Hay miradas y cartas donde la noche
puso en marcha al vacío,
a las frentes que extinguen su remoto color
sobre letras que enlazan señaes de viaje.

Aquí está la tarde.
Puede enrolarse en ella quien esté enamorado.
Aquí está la tarde para designar una ausencia.

Suena en mi pecho el mundo
como un árbol ganado por el viento.

No era necesaria la tarde, tampoco este cigarro cuyo humo
puede ser otra mano evaporándose.

Invernará la noche en mi pecho.
No era necesario saberlo.
No tiene importancia.
Espero una carta todavía no escrita
donde el olvido me nombre su heredero
.


(*) Dulce abismo. Título prestado al tema de Silvio Rodríguez

lunes, 8 de noviembre de 2010

EXTREMA UNCIÓN









Al negro sol del silencio las palabras se doraban.

Alejandra Pisarnik

Me encuentro herido,

Herida esta mi carne

Exquisitamente expuesta,

Una lenta gotera de sangre púrpura e indetenible se derrama generosamente sobre la tierra sedienta.

En mis heridas,

Las esquirlas de tus besos se han adherido a ellas bajo la forma de recuerdos,

Junto al polvo de los caminos que anduvimos descalzos

Y trozos de mi camisa azul como una vieja mortaja, se deshilachan cubriéndome los ojos que apenas puedo ver.

No me toques el pecho,

Mis testículos están desollados y mi espalda tiene sobre si un manto de sal,

No beses mis labios

Que solo son una línea que compone una mueca.

Antes de irte,

Mejor cierra bien la puerta

Que no quiero que escapen mis penas,

Deja las ventanas abiertas,

Pues tal vez regrese con la tarde la sonrisa que ayer escapó de la jaula dorada de mi alegría.

No debo llorar, tampoco puedo

He bebido las aguas del océano y de mis venas escapan gotas de lagos y ríos, sin peces ni destellos de la luna sobre su bruñida soledad.

Me ha herido el sol y me lastima la lluvia,

No soporto las mañanas ni los cantos del colegio cercano,

El dolor avanza en mi interior como un cangrejo que camina despacio, atenazando arterias y mordiendo nervios dentro de mí,

Me quema el resuello y avanza el rojo fuego que escapa lentamente de mi piel reseca como un pergamino.

No apagues la tele, deja la radio encendida, no me importan las noticias de crímenes pasionales, qué más da la muerte ajena si no alcanzas a entender la propia,

No quiero ver la calle, mis ojos se han cegado como golpeados por un puño invisible

Y es que a veces creemos que estamos vivos, y hace tiempo que de nuestro cuerpo emana un volátil olor a carne pasada, a hedor de musculo requemado, de piel y cabello en chamusquina.

Porque flanqueamos la vida con la ilusión vana de que existimos.

La más mortal de las heridas me ha sido infringida

Me has castigado con el pétalo de tus rosas,

He hundido bajo mis uñas sus espinas y mis raíces han sido cortadas inocentemente con un mondadientes.

Y es que vivimos en un mundo ficticio,

Donde vemos rostros amables que al final nos acuchillan, nos arrancan la vida como trozos de pintura desconchada por la espátula del pintor,

Y es que algunos llaman a ese mundo sueño, otros simplemente nos damos cuenta que es, tan solo, una pesadilla de colores,

Por eso he de partir a un lugar

Donde la noche no me alcance

Allí, donde no se ponga el sol,

Donde pueda beber de un arroyuelo sin que me disparen,

Allí donde pueda arrojarme en el pasto sin que nadie me detenga,

Donde las cárceles no existan

Y donde mi corazón sea libre de toda prisión

Allí donde el tiempo poco importa

Donde no importe el silencio ni la costumbre

Allí donde la muerte sea un detalle

Y la vida transcurra como si nada importara

Beberé un café, encenderé un cigarrillo y me dejare atrapar por el vino,

Mariposas apenas agitadas por el viento me enjugaran las lágrimas

Y entonces el mar me llamará nuevamente

A surcar sus olas

Estrujado

Tan solo

En un poema.