domingo, 4 de diciembre de 2011

OXÍMORON DEL HOMBRE DE ACERO


La vida es, tan sólo
un oxímoron,
Un absurdo,
Un contrasentido.
Como por ejemplo,
digo yo,
creí que era el hombre de acero
Incapaz de sentir dolor
De experimentar el sufrimiento,
La tristeza.
Pero cierro los ojos al sol que me acuchilla con sus rayos,
bendigo la ceguera que en la noche me deslumbra,
Nada especial he sido ni seré
Apenas,
aquel que plantó el árbol, que engendró los hijos, que pergeñó el libro,
Y de nada sirvió tanto ritual,
Hoy yacen dispersos los despojos de mi árbol caído,
alejado del destino de mis hijos,
olvidadas las hojas de mi libro,
Y envidio la suerte de aquellos
que nunca hicieron de la vida
el absurdo de vivirla
para cumplir las convenciones sociales
prefiriendo emprender
el viaje definitivo
para buscar
ese bucólico "mundo bajo los párpados"

sábado, 24 de septiembre de 2011

EL ADIOS DEL GUERRERO DEL ARCO IRIS




En memoria de Pablo Neruda, quien nos dejó en Primavera




Han pasado muchas lunas


Capitán,


Muchos océanos has recorrido desde entonces,


Escalaste tifones y tormentas


Caminos sin mar,


Noches eternas


Y sin estrellas


Alcanzaste a divisar la felicidad con tu viejo catalejo


Pero el miasma de la tristeza


Te impidió alcanzarla.


Ahora ha llegado la hora de partir,


Y tu gorra marinera quedará colgada sobre el catre de bronce donde yaces inerme


Impecablemente solo,


Pero la playa ha de cubrir tus huesos con la arena caliente,


Más nada atenúa tu dolor,


Con el sabio consejo de las sirenas y tritones


Bebiste el ardiente destilado


De la ausencia


Y ni una sola lágrima asomó en tu defensa


Allí en ese vacío de tu herido corazón


Que borboteando resume tu atribulada canción.




He vivido la vida,


Sin medida, sin reposo,


Mi pecho atesora una pena enorme como un coloso,


Es cuando decidí


Surcar los caminos imposibles del sueño eterno,


Del cual no es posible volver.


Me desangro en la mar,


Lentamente mi sangre bulle por la encrespada sinfonía de tus aguas,


Y al llamado de miles de gaviotas




Que locas se alejan de las rocas,


Para caer ebrias del desconsuelo sobre el muelle astillado de mi delirio,


Sumergiéndose en la arena donde me encuentro ahora


Dsnudo, herido de muerte,


Sin un tabaco que encender para atenuar este fuego que corroe mi vientre,


Ni el vestigio balsámico de tu mirada


O quizá la leve sonrisa que me ofrecían tus manos.


Cuando la metralla innoble de los adioses


Me arrancaba el pecho en tirones.




Parto con la mirada firme,


Con el mástil pletórico de velas,


Sopla el viento escarlata


Y sacude la tierra


Para sepultar el narval herido


Que siento coletear sobre las algas


Pero mis brazos no alcanzan a recoger


Ningún rastrojo de más de la ingrata vida que me asiste,


Sólo quedan en mi mesa


Los mendrugos ácidos de mi última cena,


Y un buche de vino bermejo


Con el cual endulzar mis labios resecos


Antes de partir



Apenas tengo las fuerzas para escribir


Este último poema


Mientras termino de abotonarme la guerrera


Y cargar mi viejo mosquete,


Para empuñar mi antigua alegría.



Unas alas de nube me visitan,


Un velero de sol atraca en mis espaldas,


Mientras las olas se despeinan al besar mi proa


Y la última de las estrellas que no ha estallado sobre tu cielo


Me invita con su guiño luminoso


A seguir en combate,


Pero ya no puedo sino cruzar espadas con el infortunio


Solo quiero que dejen que el mar lave mis heridas,


Y lamer la sal del sudor que me hiela la frente.




Parto hacia el bien morir,


A dejar en la última batalla


El aliento invicto de mis sueños,


Aprisiono mi sombrero en mi costado


Sangrante y lacerado,


Y dejo sobre mi lecho,


La última misiva


Del guerrero del arco iris,


Aquel que solo vivió para la poesía


Y el amor.

martes, 9 de agosto de 2011

CANCIÓN PARA MI BIEN MORIR






I. ARCO IRIS





Agua y sol. El iris brilla.


En una nube lejana,


zigzaguea


una centella amarilla.



Antonio Machado







La vida,


Ese arco iris en movimiento,


Intensamente breve como un relámpago,


Otras veces quieto


Como el sol de mediodía


Reflejado en un remanso,


Luz perpetua


Que oscila en un pestañeo,


Asible como la cola de un cometa,


Ora en los cristales


De la arena atrapada en los médanos.




Arco iridio


Tu que te desangras en la paleta invisible que colorea el mural de nuestras vidas


Estruja el papel fiero de todo intento


Y deja que las breves luces y las eternas sombras


Que nos ciegan


Aniden en tu lecho de tierra.



El día


Derrama su luz


generoso


Porque no hay tal pintor gris,


ni opacidades asesinas,


Sólo esa gran verdad acerca de que


Los colores existen,


Y la oscuridad


Tan sólo es su ausencia.




Arco del cielo,


Irradia tu lámpara votiva


Post tenebras spero lucem


Pues somos nosotros,


Quienes vivimos sumidos en el claroscuro


De nuestra existencia,


Atrapados entre el azul de la tristeza,


Y el rojo vino de la pasión.



jueves, 28 de julio de 2011

NO HAY PATRIA PEQUEÑA


En memoria de Carlos Iván Degregori Caso (1945-2011)


Qué es la patria

Y teorizo,

Más allá de una comunidad imaginada,

Una historia forjada en victorias pírricas

Y grandes tragedias colectivas,

Una patria escasa de héroes y abundancia de cobardes,

Tierra arrasada, de dignidades mancilladas y traiciones.


Qué es la patria

Y observo

Esa señora misteriosa,

De presidentes enanos y caudillos empinados,

Ataviada desnudez con sedas blanquirrojas

Y charreteras militares,

Ídolos fabricados,

Y chamusquina revestida

De egos colosales.


Qué es la patria

Y me pregunto

Hoy que celebramos con banderas y fanfarria militar,

Marchan tiesos los soldados,

Y en el estrado de honor

Gordos mandatarios y dóciles ministros

Lanzan sus eructos de poder,

Mientras los congresistas juramentan disciplinados

Al tintineo de unos soles,

Pensando sus emolumentos antes que en el deber ciudadano,

Qué tales hijos de puta.

Nuestros padres de la patria.


Qué es mi patria

Y me respondo,

Nada convencional

Asimilable de las viejas tradiciones,

No son las prédicas patrioteras

Ni los textos escolares

Que hacían sagrado un pasado adulterado

Y personajes tan falsos

Como los etéreos discursos

De los viejos dictadores…,

Y de los nuevos.


Mi patria es

-Perdonen mi congoja-

No solo las fosas clandestinas,

Ni los índices Dow Jones que cierran en azul

Mientras millones se van a la cama sin comer,

La patria es

También

La banderita de papel colocada sobre la casita de cartón,

Los rostros sonrientes de los niños de mi escuela en arenal,

La mano encallecida del anciano que se fue a votar

Porque tal vez creyó que el cambio era posible

Aunque no le quede tiempo para verlo el mismo.

Mi patria es,

A veces,

Esquiva,

Como el susurro leve de la suerte,

Tan solo una promesa,

Un sueño­ nacional

De patria grande,

Pues para los auténticos patriotas

No hay patria pequeña,

Es esa patria que llevamos dentro

Sin necesidad de escarapela,

Apenas el vuelo libre de una gaviota

Sobre el mar gris y en el cielo opaco.


FUGA

Sobre mi patria doliente

Flamea la esperanza,

Se atizan los fuegos casi extinguidos de la justicia,

Renace la alegría

Como la ilusión de decirnos

Peruanos,

(“¡Piruanos! ¡carajo!”)

Y en algún lugar de esta tierra

Se escucha renovar ese voto solemne

Que la patria al eterno elevó.

lunes, 18 de julio de 2011

A PARTIR DE MAÑANA











"A partir de mañana empezaré a vivir la mitad de mi vida;

a partir de mañana empezaré a morir la mitad de mi muerte;

a partir de mañana empezaré a volver de mi viaje de ida;

a partir de mañana empezaré a medir cada golpe de suerte.

A partir de mañana empezaré a vivir una vida más sana,

es decir, que mañana empezaré a rodar por mejores caminos;

el tabaco mejor y también por qué no, las mejores manzanas,

la mejor diversión y en la mesa mejor, el mejor de los vinos.

Hasta el día de hoy, sólo fui lo que soy, "aprendiz de Quijote",

he podido luchar y hasta a veces ganar, sin perder el bigote.

Ahora debo pensar que no pueden dejar de sonar las campanas,

aunque tenga que hacer, más que hoy y que ayer...

a partir de mañana.

Si a partir de mañana decidiera vivir la mitad de mi muerte

o a partir de mañana decidiera morir la mitad de mi vida,

a partir de mañana debería aceptar, que no soy el más fuerte,

que no tengo valor ni pudor de ocultar mis más hondas heridas.

Si a partir de mañana decidiera vivir una vida tranquila

y dejara de ser soñador, para ser un sujeto más serio,

todo el mundo mañana me podría decir: "se agotaron tus pilas,

te has quedado sin luz, ya no tienes valor, se acabó tu misterio".

Cada golpe de suerte empezaré a medir a partir de mañana.

De mi viaje de ida empezaré a volver a partir de mañana.

La mitad de muerte empezaré a morir a partir de mañana.

La mitad de mi vida empezaré a vivir... a partir de mañana.


Alberto Cortéz

domingo, 19 de junio de 2011

DE UN MUNDO RARO

RECUERDOS DE UN MUCHACHO ATLÉTICO


Si hay algo sublime que me hace recordarlo es la importancia de la justicia. Mi padre fue un hombre del derecho, un caballero de la ley. Fue abogado, y luego juez de trabajo, y aun cuando cesó en sus funciones como magistrado, nunca se jubiló pues su vida nunca dejó ese apego infranqueable por la justicia. Yo aprendí mis primeras nociones justicieras a su lado. Y aunque decidí no ser abogado porque me apasionaban otras disciplinas, mi cultura jurídica se enriqueció mucho de su contacto, de escucharlo contarme sus experiencias, de leer algunos de sus libros de jurisprudencia (o intentarlo).


Lo primero que recuerdo de mi padre es su caminar rápido y su maletín de cuero, sus maneras correctas y hasta elegantes, su pulcra presencia y su gesto algo cursi de levantar el meñique al tomar una copa que hoy desaprobaría Frieda Holler. Y por cierto, su aparente severidad que descubrí que era un buen artificio para ocultar el chiquillo travieso que siempre había sido. Me encantaba escuchar a mis tíos hablar del legendario “Chakis”, nombre por asi bautizado en ese común pésimo inglés de la infancia, y que tal vez aludía a algún héroe olvidado del western, pero que sirvió para que se autobautizará asi dentro de la palomillada que recorría las calles de Huanta. Entre trompeaduras mayúsculas y cocobolos de cera recogidos de los altares y desprendidos desde una soguilla en las cabezas de las pobres beatas, las excursiones en huertas ajenas y sus chapuzones en los ríos sin más atuendo que su audacia y su grito desafiante llamándose a sí mismo, muchacho atlético a pesar de ser escuálido y pequeño. Asi fue mi padre en su infancia, etapa que compartió entre travesuras y desafíos en el internado de los redentoristas franceses donde estudio toda su vida y de la cual salió convencido que sería sacerdote, aunque esta es otra historia que alguna otra vez he de contar.


Lo recuerdo también en su gula espléndida en las mesas de cualquier lugar, con la posterior marea alcalina que a ambos nos invitaba a una siesta alternada. Como olvidar su descuidado francés entre sagrado y profano entremezclado con el latín y los juramentos de carretero aprendido de los curas en la escuela, pero sobre todo en el culto casi adictivo por la música clásica. Beethoven, Tchaikovski, Chopin fueron parte nuestro menú dominical cuando en la vieja Grundig colocábamos los antiguos discos de vinilo con los que nos agasajábamos en audiciones inolvidables. Aun puedo escuchar en mis oídos como si fueran ayer los acordes memorablemente majestuosos de la Coral, la Sinfonía Nº 9 Opus 125 en re menor, la última sinfonía del genio de Bonn rematado con esos versos de Schiller, la Oda a la alegría, desde los cuales aprendí a amar a la humanidad a través de la poesía.


Asi pues, lo recuerdo con viva alegría, aunque la mayor parte de mi vida yo no viví con él. Fue una presencia lejana pero las veces que estuvimos juntos siempre me iba dejando una lección de vida imborrable. Y es que a veces los hijos terminamos por idealizar un poco a nuestros padres, pensar que son seres demasiado especiales, que ciertamente los son, pero los erigimos sin estatua ecuestre como nuestros héroes, o les conferimos modernamente superpoderes que no poseen. Es por eso que aun cuando aun cuando valoro lo poco que pude gozar de él, todavía debo confesar que fui algo injusto, mucho más severo que el mismo con mi persona, que yo mismo me equivoque al juzgarlo en sus decisiones aun cuando siempre pensé que el fue quie se equivocó conmigo, pero sobre todo por no comprender que por encima de todas las cosas fue un ser humano: Chava, mi padre.

lunes, 6 de junio de 2011

DEFENDER LA ALEGRÍA COMO UNA BANDERA






















DEFENSA DE LA ALEGRÍA

A trini

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría


Mario Benedetti

miércoles, 1 de junio de 2011

PARTE DE GUERRA






Yo quiero ser como Jean Moulin


Tener el corazón firme,

Y la pasión controlada,

Como cuando un coche de la Gestapo

Súbitamente se detiene al pie del edificio

Y se te congela la sangre,

Allí, oculto en la buhardilla inmunda donde has confiado tu refugio.



Yo quiero ser como Jean Moulin,

Auténtico y sencillo,

Desear un café caliente en medio de la lluvia

Además de soñar con la Francia liberada,

Y en un amor que lo espere,

Siempre que silba su canción de regreso.


Yo quiero ser como Jean Moulin,


Invicto y feliz,

Siempre dispuesto a dar la vida mil veces,

Antes que dejar que sus labios pronuncien una traición,

Labios que también besan

O quedan en colgajos,

Después de la tortura,

Cuando aun en su dolor

Desafian al rudo boche

dibujando en su rostro magullado,

Su sonrisa victoriosa de maqui malcriado.


Yo quiero, finalmente, ser como Jean Moulin,


Para organizar la resistencia que acabe con la humillante ocupación,

Para que nuevamente se escuchen las canciones callejeras,

Y las muchachas nos adornen como

los girasoles de sus faldas

Cada mañana.


Yo quiero ser como Jean Moulin,

Un ser puro y combatiente,

Dispuesto al mayor de los sacrificios,

Por el amor a la libertad,

Y la libertad para amar.


Yo quiero,

Ahora que la patria, y el amor,

Peligran nuevamente,

Ser, simplemente,

Como Jean Moulin.

sábado, 28 de mayo de 2011

TU, MI UNIVERSO. III




trES





Dexter buscaba aquella estrella demasiado dorada para ser el Sol. Y, a diferencia de otros cosmonautas,
"...es un intento del espíritu humano para llegar a una concepción del universo. . ."


había leído cuando joven la más alta ciencia. Pero ahora


dijo: éste es el universo: aquello que leí en los ojos un día, de alguien.




Luis Hernández (El Curvado Universo)





Lo leí en tus ojos,



Esos ojos que brillan mucho más



Después de amar,



Cuando navego en el inmenso lagar donde se enjugan tus lágrimas,



El vino eterno que escancias en mi boca,



El elixir tristísimo de la despedida,



Con el cual postergamos el regreso,



Para después de amar.





Pero no hay después,



Es ahora



Cuando siento la nave a punto de partir



El silencio de la espera,



Los pasos lentos



Mientras tomas mi mano



Y no dejas de acariciar mi pelo



Húmedo y escaso,



Te acurrucas en mi pecho



Siento tu calor
Extender el vaho tenue



De tu aliento,



Sobre el espejo de mis ojos,



Y te arrebato una sonrisa,



Y estampo un beso,



Sobre tus labios ambarinos



Y gastados de amor.


Déjame ordeñar mi propia Vía Láctea,


Mi galaxia,


Mi mundo,


Déjame vagar por el Universo


Que siempre tiene en forma de ladrillo, según Herschel,


Déjame seguir la luz perpetua de tu estrella


Irradiar mi ser,


Déjame inundar mi alma de esa


Armonía celeste,


Que emite el sonido perfecto de tu corazón


Al latir junto al mío.





viernes, 20 de mayo de 2011

TU, MI UNIVERSO. II






DOS


Inmarcesible


Luce el estallido de tu cuerpo,


Mi cuerpo, la extensión tenue de tu abrazo,


La vacua soledad que había expropiado mi vida cede


Ante el castillo de fuego que emerge entre tus senos.




La vida yace, ahora,


En las yemas de mis dedos,


En la saliva fresca que me brinda tú beso,


En la juntura de nuestros cuerpos luminosos,


Habla mi carne, ahogado su grito entre tu carne,


Titilan todas las estrellas al unísono,


Clama tu lengua ese dialecto familiar que solo yo entiendo,


Y emprendes aquel viaje celestial que te eleva sin boleto de regreso.




Nada queda después del festín,


Tan solo el yantar parco de la noche,


Las voces nuevamente se escuchan en la calle,


Entremezcladas con el claxon de los autos,


Y el leve crujido de las hojas desprendidas


De los ficus ancianos de la angosta avenida.




Ahora te marchas ahíta pero triste,


Nada hace presagiar el sol de la mañana,


Vas a tu casa,


Yo a la mía,


A celebrar en silencio en el alero de tu gozo,


Tu nave indemne solo espera recargar el corazón,


Mientras la mar se agita nuevamente


En el lecho siempre ausente de mí,


Allí donde duermes,


Las olas susurran a tu oído

Las palabras de amor,


Que no escuchaste,


Sientes morir dentro de ti


La vigilia tenaz de mi recuerdo


Y mi deseo perpetuo


Traza su rumbo con el vaho caliente de su aliento


Sobre tu piel marmórea y depilada,




Es cuando sientes renacer con todas las estelas,


La vorágine indetenible de mis besos,


Para hacer sonreír todos tus poros,


Para consumar,


En ese, tu tibio espacio sideral


La travesía del amor


De donde vengo.