"Eterno en el alma y en el tiempo"
En el subterráneo de Buenos Aires
Ciento veinte años ha
Y la misma tristeza marcha en silencio,
Pero en el fondo yace una alegría:
Carlitos canta como nunca
En el concierto de mi corazón.
Despierta las noches,
Bandoneón,
Lame mis heridas,
Por donde se desangra el sentimiento perpetuo
En las notas de una canción.
¿De quién es la sombra que se agazapa
Detrás de las luces de un farol?
¿Es acaso sólo una pena irredenta
Oculta en una calle áspera y pequeña como una nuez?
Tango, melodía que atraviesa mi garganta,
Que reúne en apenas unos acordes,
Risas y llanto, mentira y verdad, muerte y redención,
Tango, con sabor a vino agrio, a perfume ajeno,
Crepitar de los leños de todos mis lamentos,
Tango, compadrito, cómplice de bares y abrazos comprados,
Destila de tus notas
Ese bálsamo que cura todas las brechas
Que la vida nos deja hasta hendir el alma.
Aun te recuerdo vestido de tu sonrisa,
El chaqué brilla en ti como el fulgor de una estrella,
Te veo orondo,
Recién afeitado y con el perfecto corte de tu cabello siempre peinado hacia atrás,
Parsimonioso enciendes la luciérnaga perfecta de tu tabaco,
Y mientras canturreas una melodía de arrabal,
Recoges, dentro del pecho,
Esa lágrima furtiva
Que guardas junto al pañuelo
Secreto recuerdo de un amor ido,
Entre los vapores del olvido.