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Dexter buscaba aquella estrella demasiado dorada para ser el Sol. Y, a diferencia de otros cosmonautas,
"...es un intento del espíritu humano para llegar a una concepción del universo. . ."
había leído cuando joven la más alta ciencia. Pero ahora
dijo: éste es el universo: aquello que leí en los ojos un día, de alguien.
Luis Hernández (El Curvado Universo)
Lo leí en tus ojos,
Esos ojos que brillan mucho más
Después de amar,
Cuando navego en el inmenso lagar donde se enjugan tus lágrimas,
El vino eterno que escancias en mi boca,
El elixir tristísimo de la despedida,
Con el cual postergamos el regreso,
Para después de amar.
Pero no hay después,
Es ahora
Cuando siento la nave a punto de partir
El silencio de la espera,
Los pasos lentos
Mientras tomas mi mano
Y no dejas de acariciar mi pelo
Húmedo y escaso,
Te acurrucas en mi pecho
Siento tu calor
Extender el vaho tenue
De tu aliento,
Sobre el espejo de mis ojos,
Y te arrebato una sonrisa,
Y estampo un beso,
Sobre tus labios ambarinos
Y gastados de amor.
Déjame ordeñar mi propia Vía Láctea,
Mi galaxia,
Mi mundo,
Déjame vagar por el Universo
Que siempre tiene en forma de ladrillo, según Herschel,
Déjame seguir la luz perpetua de tu estrella
Irradiar mi ser,
Déjame inundar mi alma de esa
Armonía celeste,
Que emite el sonido perfecto de tu corazón
Al latir junto al mío.