jueves, 10 de marzo de 2011

“DE UN MUNDO RARO”



"With a Little Help from My Friends"


(Para Sebastián Salvador, “El Magnífico”)


¿BEATLES O ROLLING STONES? REZABA LA PREGUNTA INEVITABLE. Ambos me gustaban, mi juvenil rebeldía, imbuida de mi natural desenfado, de mi alpinchismo urbano y popular me llevaban inobjetablemente a ser partidario de la crápula de Mick Jagger y Keith Richards. Pero había algo en la música de Los Beatles que me convocaba, que me atrapaba cual sinfonía de las estrellas, algo que no supe sino hasta mucho después cuando Oscar, mi hermano menor (ahora dentista y escrupuloso fanático de los CD originales) me enseñara con la erudición del iniciado: Las etapas de (re) evolución de la Fab Four y su significado.


Lo que aconteció en el mundo durante su corto reinado fue suficiente para hacer de Los Beatles algo más que un grupo musical emblemático. En su época fue icono de una generación, porta estandarte de un sentimiento sublime, algo que fue más que una moda para convertirse en expresión de un movimiento cultural que no se detiene.

Quienes corresponden, en sentido estricto, a aquella generación que los vio surgir, se darán perfecta cuenta que ese decenio, llamado con justicia “La década prodigiosa” combinó no solo cambios sociopolíticos, entre una mayor apertura a la libertad personal y la individuación, la reivindicación de la sexualidad entre otras dimensiones de la esfera de lo privado, y por supuesto la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos que costó el sacrificio de Martin Luther King, Jr., o los magnicidios del Presidente John F. Kennedy y su hermano Robert, y por supuesto la Guerra de Vietnam, sin mencionar otros episodios que marcaron la era como el mayo francés de 1968.

Pero sobre todo debemos afirmar que también el horizonte cultural derivó, en medio de la psicodelia y el nacimiento de las grandes bandas de rock entre otros géneros y estilos musicales modernos, además de convertirse en una amalgama generacional, en un movimiento de ribetes contraculturales y hasta anti sistémicos inimaginables desde ritmos y corrientes anteriores, El rock and roll y sus variantes se convirtieron entonces en una marca social de los tiempos modernos que hasta hoy troquela nuestra identidad.

La música de este periodo (las otras artes como la plástica o el cine bien merecen capítulo aparte), se elevó no solo por su calidad excepcional. Le debe a la moderna industria cultural y los mass media, su ascenso desde una perspectiva global. Pero muchas aguas corrieron bajo el puente, incontables grupos de impacto surgidos al compás de la moda fabricada, brillaron en la constelación de las estrellas pero con efímera permanencia, otros grupos tuvieron menos suerte pese a lo interesante de su propuesta y no pudieron llegar a convertirse en el fenómeno de arraigo de masas de estos cuatro jóvenes nacidos en hogares blue collars, es decir de origen obrero y popular, en un puerto de segundo orden para una potencia marítima históricamente como Inglaterra, y cuyo crecimiento como Ciudad mercantil marítima fue por ser centro durante el siglo XVIII en el tráfico de esclavos y el comercio con las Indias Occidentales. No fue sino hasta la aparición de The Beatles que esta ciudad dio más que hablar que una andanada de todos los cañones de la real armada inglesa. Y así fue mientras duró.

Por todo lo anterior no me interesa volver a la cantaleta acerca del porque se separaron, algo no andaba bien en la banda, ¿celos entre John y Paul, el liderazgo indiscutible de John, o la búsqueda de un mayor protagonismo de Paul, o el interés de George por emprender su propio camino, o el hastío de Ringo por casi nunca tomado en serio o, como se suele decir con simpleza, la irrupción de Yoko Ono en la vida de John? Pamplinas, The Beatles fue un grupo como todos, con un origen, apogeo y declive, donde los muchachos dieron lo que debían dar en los pocos años que se alinearon frente a un escenario en vivo, o experimentando con la música hindú o el cannabis en su música de laboratorio, donde cada matiz, cada travesura o innovación venida de su performance aun nos sorprende 50 años después, a punto tal que al escucharlos, como solo lo hacemos en nuestras audiciones de Mozart, Beethoven o Tchaikovski. Aun a riesgo de parecer un exagerado, debo proclamar aquí que The Beatles constituyen la nueva música clásica (junto con el jazz) desde el siglo XX en adelante.

Ciertamente, cuando tengo la ocasión de escucharlos con reverencia cada cierto tiempo, puedo entender a quienes los vivieron en su momento, en su nostalgia al verlos en algún video en blanco y negro, y con quienes comparto -pese a su imposibilidad- el frustrado sueño de verlos reunidos nuevamente, del que nos despertara groseramente el imbécil de Mark David Chapman cuando nos arrebató con los disparos de su mente dislocada la vida de John, mi beatle preferido, o cuando más tarde, el indolente cáncer derrotó a un George Harrison, siempre de perfil bajo pero de notoria influencia en el grupo y de enorme calidad musical individual. Pero sin duda, la herencia mayor que nos legaron fue su música imperecedera, aquella que aun guía nuestros pasos y constituye el espíritu que nos reconforta y alienta hoy en día.

Como olvidar acaso a mi hijo Sebastián, a quien identifico con “Ob-La-Di, Ob-La-Da” que tan bien se sabe y canta con convicción en su incipiente inglés desde sus días de infante desdentado, y no menciono otros temas que cada vez que escucho me reafirman en mi correcta elección de la respuesta que di a otros amigos más agresivos que yo en sus gustos musicales. Por eso, escuchando la canción cuyo título da nombre a este artículo, tanto en la versión inocentona que grabara Ringo que aparece en el mítico larga duración Sargeant Peppers Lonely Hearts Club Band, como en la fuerza desgarradora que nos entregara el viejo Joe Cocker de quien no olvidamos su interpretación de este tema en Woodstock (1969) y que no nos cansamos de repetirla en un gastado vídeo, caemos en cuenta que somos parte de aquellas almas lábiles que también requieren auxilio: What do iI do when my love is away/Qué hago cuando mi amor se ha ido/(Does it worry you to be alone/¿Te preocupa estar solo?) How do I feel by the end of the day/¿Cómo me siento al final del día (Are you sad because you're on your own/¿Estas triste porque estás solo?) No, I get by with a little help from my friends/No, me las arreglo con un poco de ayuda de mis amigos. Y es que sin roche alguno podemos decir siempre “Con una pequeña ayuda de mis amigos”, como canta la canción, para recordarnos que somos humanos, y que con una ayudita de nuestros amigos, nunca nos va ir tan mal.