domingo, 2 de enero de 2011

"DE UN MUNDO RARO"



YA SOY UN TWITTERO


Ayer nomás, entre los aburrimientos de fin de año, abrí mi cuenta. La tenía frente a mí: El imperio del pajarillo azul me mostraba sus dominios. Solo para mí, con sus 140 caracteres y mi impaciencia. Me moví como adolescente en su primera cita de amor, que no sabe a dónde poner la mano primero ni que decir, así, equivoque una y otra vez antes de mi primer twitteo. Por fin coloque algo asi que me servirá para una columna: El himen de Eva. Una simple joda a los políticos que se siguen peleando por dar su nombre privado a una obra pública. A partir de allí fui imparable. Coloque uno más referido a el significado de la celebración del año nuevo. Me sentí Copérnico llamando al orden cósmico universal. Luego invite a leer mis artículos sobre educación en mi blog personal. Ahora estoy embarcado en una bronca muy principista con los tarados del congreso que ante la digitación del mofletudo presidente, bajo el supuesto del homenaje a Machu Picchu terminan por homenajear al huaquero gringo de Bingham, pese que recién la Yale University ha visto obligada a devolver lo que su “descubridor” se llevó hace un culo de años. Y asi van mis elucubraciones. Ya estoy pensando que poner en el siguiente. Es una pasión que viene de dentro, como cuando se escucha un tema de amor que te mueve, que estruja tus vísceras como un acordeón. Tal vez sea algo normal, aunque solo es tarea de anormales emprenderla mediante la escritura con tipos que no se sabe si te leerán. Jung escribía algo acerca del inconsciente colectivo y un filósofo que no recuerdo ahora sobre los idola, una suerte de muletillas del pensamiento universal[1]. Imagino que en algún momento de la historia fui escriba en el alto Egipto, o un copista de un monasterio medieval. O al menos fui amanuense de algún general libertador y quisiera, desde mi fuero interno, haber sido algún propagandista revolucionario de la comuna de Paris, linotipista de la Iskra de Lenin, o activista del pasquín que publicaban los voluntarios irlandeses en su guerra civil. Lo que si me he dado cuenta es que soy un escritor compulsivo. Sufro si no perpetro en unas pocas líneas lo que pienso. Me angustio esperando colocar las palabras exactas que recuperen ese tono de vida necesario no para ser reconocido ni glorificado, simplemente para ser escuchado (o leído) y peor, solo para mi solitario placer, una suerte de onanismo intelectual. Tal vez soy un Homo Scriptum, y padezco algo así como una “escribiosis” o algún grado de locura que me lleva a contrariamente al síndrome de la página en blanco a un horror vacui a todo lo que no tiene un texto. No sé cómo llamar a este supuesto mal. Pero espero no curarme jamás de esta rara enfermedad.


twitter@eleperu2





[1] Francis Bacon (1561-1626), llamaba idola (eidola o ídolos en griego) en su Novum Organum, a aquellas ideas preconcebidas, a manera de actitudes y prejuicios, que afectaban a la ciencia y la experimentación en su logro de objetividad.