lunes, 23 de marzo de 2009

Canción urgente









Dónde está tu sonrisa,
Y tu mirada azul,
Dónde puedo encontrar,
El cielo que cobija
Mi imperecedero vuelo del amor,
A dónde he de buscar,
El lecho de tu piel,
La inmensa llanura de tu monte,
El sabor a duraznos de tus besos,
La infinita paz que me brindas,
Cuando descansa mi cabalgadura,
Pastando de tu mano,
Y puedo recoger entre los pliegues de mis dedos,
El rocío efímero que nos deja
La mañana.
Déjame ahuyentar a la tristeza,
Sacudirme el polvo de los caminos,
Conjurar las luces de la tarde,
El sonido del mar que se desprende
De la caracola que pende de tu cuello,
Dame tu mano pequeña,
Mientras enjugo la lágrima que surca tu mejilla,
Permíteme disipar de tí, todo pesar,
No te abandones al dolor,
No inundes tu nave de tristeza,
Echa por la borda todos los temores
El miedo es,
tan sólo,
Un golpe de viento sobre la cubierta,
La grieta que deja la marea,
En medio de la espuma del océano,
La estela que dejan los albatros en su torpe planeo
Para disputar los escasos peces abandonados en el muelle,
Deja que la brisa susurre a tu oído,
La canción urgente que interpreta
El reclamo de amor que no termina,
La llamada del tren que aguarda tu abordaje,
Los guiños de sol del faro que me guía.
Deja que te rodeen las notas breves de mi oboe,
Las señas que hago al izar las velas de mi lecho,
Las piedrecillas blancas y ramitas que dejo
Al recorrer el dominio inexplorado de tus sueños,
Mi promesa de sembrar con vino y besos
El vasto territorio de tu cuerpo.
Deja que mi canción te diga,
En mi sutil lenguaje del latido,
Que aún aguardo en silencio,
Tu regreso.