domingo, 15 de marzo de 2009

Larga espera



















Larga es mi espera,
Y sordo el cielo,
Pálida la luna refleja en sus luces
La opacidad de la lluvia
Lluvia de verano, tan sólo,
La pequeña confesión del mar,
Sobre la arena.

Mi espera no es de este mundo,
Mi espera no es terrena,
Mi espera, es acaso,
Leve como una gota del oceáno,
Una súplica de agua y sal,
Que las olas estrellan sobre el arrecife de mi barba de tres días,
Plenilunio que eleva las mareas,
Sobre la noche estrellada donde se conjuran en miriadas
Las nubes preñadas de la mar.

Qué importan las horas,
Nada representan los minutos,
Guijarros de tiempo los segundos,
Si he de sosegar el dolor de mis llagas lamidas por la brisa,
Cubiertas de algas luminosas,
Del olor de las sales,
De tus cabellos húmedos
por la lluvia
Tu piel fría y blanca,
Es el lienzo que preparo
Para pintar todas tus ausencias,

Qué más puedo esperar
Sino contemplar a lo lejos:
La serena belleza de tu mirada,
Los confines marinos de tus ojos,
Cansados y tristes,
Sorbo en silencio el café de tus pupilas,
La alegría del vino que no puedo escanciar,
De la lejanía de tus labios.

Larga es la espera,
Una voluta de tiempo
Envuelta al abrazo de las horas,
Ahogo mi pena con el rocío de mis días,
Cierro los ojos,
Luzco los grilletes del silencio,
Me sumo en el páramo del olvido,
Sólo quedan
La agonía,
El viento,
Los corales.