sábado, 28 de marzo de 2009

Luz de luna


Tu serenata me ha llegado
leve y aterciopelada
Como el suave tañido de la flauta gaélica
O el sonido in crescendo del piano
En la sonata inolvidable del genio de Bonn.

Porque eres,
Amor mio,
Como las manos que untan invisibles,
El bálsamo que cubre mis heridas,
He escuchado tu voz
Acariciarme tiernamente,
He soñado contigo tan dulcemente
que me he levantado con el sabor del vino de tus labios.

Mi vida
Eres como la luz de la luna que
Se filtra por las cortinas de mi habitación
Y llena de luminosidad mi corazon
No puedo prescindir del olor de tus cabellos,
De la tibieza de tu regazo,
La traviesa alegría de tu scherzo.

La silueta de tu imagen desnuda
acostada sobre el polvillo selenita
Que alcanzo a escudriñar desde el alfeizar de mi ventana,
Reposa sobre mi piel
Como un relampago engastado en mi pecho,
Atizbo tu cuerpo atravezar las noches,
Sentarte junto a mi a compartir un cigarrillo,
Tu incandescente reflejo me ciega
E invita al despliegue sostenutto
De un estallido de fuego.

Mi señora,
Ahora que te aguardo
Desde la agonía del día,
Mi oratorio te reclama
Que jamás me niegues tus luces
Que no reine sobre mis retinas sino tu presencia.

Porque cruce todos los puentes
para reconciliarme con tu recuerdo
Puedo soportar tu lejanía,
El viento y la lluvia que azotan mis tardes
El cristal roto de mi habitación
Y la paciente nerviosidad de la araña tejiendo su tela
Pero jamas el castigo de tu silencio.